Hoy no quiero decir nada
Hoy no quiero decir nada porque tampoco se tiene que estar hablando todo el rato. Mientras muevo la cucharilla en la taza del café cortado,- que no sé porqué lo llamamos así-, no quiero pensar en nada. No me quiero acordar que nos supera la sobreinformación cuando encendemos la televisión y nos hablan día tras día de la subida de la luz. En vez de anunciarnos que se está trabajando por mantener unos precios adecuados al nivel de vida de las clases más desfavorecidas, que son las más oprimidas y con más dificultades para afrontar el día a día. Veo que no me han servido el azúcar y cuando me dispongo a llamar a la camarera me acuerdo que lo tomo solo. En ese momento me ha venido a la cabeza un tema, pero como no quiero hablar, tampoco voy a comentar sobre la bajada de las tasa de desempleo en nuestro país porque sólo se trata de momentos estacionales muy puntuales. El trabajo es muy inestable y nunca se acaba de formar a la gente porque cuan...