Ana Frank

 


El nombre de esta niña posiblemente lo hayan oído en alguna ocasión. Ana Frank. Si no es así, les recomendaría reservar un espacio de tiempo para su lectura.

 El libro “El diario de Ana Frank” es el fruto de varios cuadernos escritos entre el 12 de junio de 1942 y el 1 de agosto de 1944. Años en los que la familia de Ana, alemanes de origen judío,  permaneció oculta de los nazis en Ámsterdam durante la Segunda Guerra Mundial hasta que fueron descubiertos. Murió en el campo de concentración de Bergen-Belsen en Alemania.

Ana Frank forjó su vida dentro de una casa a la que llamaba “de escondidos”. Soñaba que llegaría el día en que podría volver al colegio, pasear por la calle a la luz del sol, reír, respirar el aire puro de los árboles o las chimeneas de las fábricas. Soñaba con la libertad. Quería dejar atrás esa oscuridad en la que vivía por no poder encender las luces de la habitación para que desde la calle no fueran descubiertos.

Tener un interruptor y no poder accionarlo. Esa oscuridad en la que debía vivir y que no llegó a dañarle el alma ¿Seríamos nosotros capaces de soportar una situación como la que ella volcó en su diario?

Es muy difícil de mantener la tristeza del alma por mucho tiempo sin que dañe a tu corazón. Cuando no puedes cumplir tus sueños, cuando la represión en cualquiera de sus facetas te impide evolucionar y ahogue tus ansias de vivir.

El corazón, siempre tan vulnerable y a expensas de quien lo trate bien o de la peor manera.  Vemos y oímos en nuestro día a día tanto en la  prensa, como en la televisión, o radio muchos casos de violencia hacia tus iguales: mujeres niños, migrantes,  personas LGTBIQ+, diferentes etnias, etc. No debería ser tan difícil entender que todos formamos parte de un mismo Universo.

Nadie ha dicho que sea fácil interpretar el comportamiento humano. En la casa de Ana Frank, por ejemplo, vivían personajes muy distintos y era necesario que se diera un mínimo respeto para no ser delatados. Cada uno tenía su propia personalidad aunque  pareciera que su actitud o sus acciones no se considerasen las más adecuadas en determinados momentos.

En nuestra sociedad, hemos de tener en cuenta que, siempre y cuando no se excedan esos mismos límites de los que hablábamos, cada persona tiene su camino de vida. Hay un término que l+s psicolog+s podrán explicarnos y que viene a decir que todos tenemos rasgos ocultos de nuestra personalidad que nadie o muy pocos pueden llegara a conocer, aunque se trate de personas muy cercanas a nosotros. 

Ana Frank cuando escribía su diario, jamás hubiera podido imaginar a cuánta gente le llegarían sus palabras gracias a que su padre, quien sí pudo salvar su vida, lo dio a conocer. 

Un diario lleno de amor que partió desde el  corazón al mundo entero.

Una niña, encerrada en su habitación y que a los 16 años nos regaló la visión de su mundo ideado y una cruel realidad que mitigó gracias a unas libretas y la tinta de un bolígrafo.



Fotografía realizada en Ámsterdam por Francisco José Molina Martínez  y cedida para su publicación en este blog.

 



Comentarios

  1. Lo leí hace muchos años, aunque ahora no lo recuerde, se me quedó la impresión de su vivencia, como cualquier lectura y eso te abre todo un abanico de diversidad vivencial, que te hace amar más a la humanidad.

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