La llamada

 


Las 8 de la mañana y suena el teléfono. Salto de la cama con angustia y, tropezando en la oscuridad, no llego a tiempo. En el trabajo lo tengo en silencio y al llegar a casa veo dos llamadas más; como son de número oculto no puedo devolverlas. Me empiezo a preocupar. A  las 15h, preparando la comida no lo oigo. Entre siesta, compras y vuelta a casa, se quedan grabadas otras llamadas  a las 16h, y también a las 21 o hasta incluso las 22h.

¡Tiene pinta de complot! A veces me parece que es una prueba de resistencia  humana. O una técnica de ventas demasiado agresiva. Hay muchas personas mayores a las que es muy fácil embaucar con algún producto que ni siquiera les interesa, pero  se lo ofrecen con mucha cortesía siendo una diana  perfecta para su objetivo. ¿Nadie puede parar esta invasión en tu propia intimidad?

Hay veces que por deferencia contestas y hasta intentas resultar educad+, porque al fin y al cabo la persona al otro lado del teléfono es un asalariad+s que hace su trabajo. Pero,  de un tiempo a esta parte  ¡hasta te cuelgan sin despedirse y enfadados! Así no se puede recabar clientes. Tienen todos nuestros datos y cuando le preguntas por nombre, apellidos y número de identificación, para saber a quien te estás dirigiendo, directamente te cuelgan. Hasta se molestan. Cosa que no puedo entender porque si se trata de algo legítimo, debemos tener la misma información.

Cuando no suena el teléfono, yo ya reviso si me lo he dejado en silencio. Espero su llamada. Pongo el aperitivo en la mesa y el teléfono cerca para no hacerlos esperar. Y hay veces que nada, siento un vacío enorme. Me pregunto ¿por qué no llaman? Luego no me acuerdo que los he puesto en la lista negra, pero fíjate, se había creado algo entre llamante y llamado. Unas veces cordial y otras no.

Era como una relación al fin y al cabo. Podría decir que se creo una dependencia muy creativa. Mil excusas. Una vez les dije que estaba en el tanatorio. Me dio el pésame y hasta me preguntó quién se había muerto. Le contesté que mi paciencia. Me colgó. Creo que desde entonces han contratado a operadores para vengarse. Cuando llaman esperan a que descuelgue y se corta. Me hablan en inglés y cuelgan. Al principio me ofrecían líneas de internet, me intentaban pasar un cuestionario demasiado personal que no acababa de entender y ahora al descolgar ni me hablan. 

Estoy un poco triste. Menos mal que ahora la temática va de compañías de la luz. Al menos en este caso ya te llaman por tu nombre. 

Pero he pensado que estoy muy mayor para seguir aguantando que me invadan dentro de mi propia casa. No tengo  necesidad de apuntarme en ninguna lista para que se borre mi número de teléfono, ni perder el tiempo bloqueando números. 

Esta globalización se está desinflando por momentos.¿Quién va a solucionar estas llamadas?


Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Primer mundo

El Parador de Ketama

Bokketo