La tormenta Celia


 

Bajé un poco la ventanilla del coche y la brisa acarició mi mejilla para silbar al oido que tendríamos un tiempo complicado.

 Fijé los ojos en la cima de la montaña y los altocúmulos lenticulares confirmaron el viento en altura.

 Nos quedaban varios quilómetros para llegar al destino. Esta vez el cielo se pintaba del color de la tierra sahariana como nunca antes se había vislumbrado. El sol luchaba por abrirse paso con resultado poco fructífero. Insistentes sus rayos, surcaron arropados por fractoestratos siempre presentes cuando se hacían necesarios.

 Confirmaron su pronóstico los estudiosos de la meteorología con los que tanto apostamos en nuestras tertulias. Porque siempre se acaba hablando del tiempo en cualquier escenario.

 Vimos un cielo rojo fascinante. Lo que no contábamos era la lucha que mantendrían durante días el viento, el polvo en suspensión y las canciones cruzadas de los árboles que no querían ser zadandeados sin saber por qué los pájaros no se movían de los cables eléctricos.

Así nos lo deberíamos preguntar nosotros. Cuánta información sesgada nos van introduciendo ocularmente y con palabras repetitivas de lo que debemos procesar.

 La información invade nuestro cerebro cual tormenta repentina convertida en una manga que sólo podemos ver de inmediato ante nosotros. Los medios audiovisuales nos manejan para que interioricemos el mensaje que les intetesa en cada momento.

Los puzles siempre encajan, aunque no tengamos las fichas idóneas en nuestras manos. Da igual hablar del tiempo, de sentimientos, de relaciones o de política convertida en guerra. Al final pierden  las personas  como tú y como yo. Seres movidos  por manos escondidas a través de hilos invisibles cual marionetas desplazándose en un mundo la mayoría de veces injusto.

Comentarios

  1. Es verdad que intentan manjarnos con hilos muy finos e inalcanzables a nuestra retina,pero si de algo podemis presumir los seres humanos,es de tener buenos filtros para desechar la mala informacion

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  2. Esta semana he tenido la impresión de que Gaia ha querido que tengamos experiencia,aunque sea un atisbo de lo que vive una parte.

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