Lo tenemos todo controlado.

 

"Yo lo tengo todo controlado".

¡Cuánto nos gusta hacer uso de esta frase!

Le ponemos mucha pasión en controlar nuestra vida, nuestras emociones asi como las vidas y acciones de los demás. 

De alguna forma buscamos la aprobación de todo el mundo y cuando no la tenemos nos sentimos fracasados o fracasadas. Le damos más importancia a una frase que nos dedican negativa que todos los parabienes y demostraciones de cariño aunque sean cientos. Esto es inevitable mientras le demos poder a los demás sobre nosotros. Pero un día, fruto de experiencias varias,  dejamos de depender de semejantes críticas improductivas.

 Siempre se ha dicho que la lengua no tiene hueso. Es una forma de parafrasear la volubilidad del valor de las palabras que se esfuman en el aire para quien las pronuncia y quien las recibe se envuelve en un bucle martirizador y negro, tratando de analizar por qué o para qué le han señalado de tal manera.

En  un amanecer de un nuevo día  percibes el desgaste de energía que supone dar poder a los demás sobre tí. Y decides emplearte en otros asuntos que sí son de tu incumbencia y de tu parcela privada.

 Es en ese momento en que no se trata de volver a flagelarte en por qué  has perdido tanto tiempo. Has llegado hasta aquí y punto. Realmente todo tiene su explicación lo que ocurre es que no siempre tenemos la capacidad de darnos cuenta de ello.

Abre los ojos desde el corazón.