Madeleine y el pollo


 [Todos hemos ido a comprar pollos asados al menos alguna vez. Entramos en el establecimiento y aparecen frente a nosotros unas enormes máquinas que, provistas de unas varillas, éstas van rotando y el pollo asándose y desprendiendo un jugo por el fuego y la grasa del mismo. Por lo general, cuanto más tostaditos mejor sabor tienen. Hay a quien les gusta comerse la piel, pero cada cual es libre de comer lo que quiera......

Así es como me he sentido en las últimas sesiones de radioterapia. Tratada como un vulgar pollo; pero en vez de dar vueltas, era la máquina quien se reía de mi diciendo:]


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